Los márgenes e islas de vegetación son elementos que históricamente han formado parte del paisaje agrícola y permiten la coexistencia de las explotaciones con la vegetación natural. Estos elementos de alto valor ecológico se localizaban en zonas como lindes, ribazos o bordes de camino. Sin embargo, la intensificación de las prácticas agrícolas desde la segunda mitad del siglo XX, dio como resultado la desaparición de los remanentes de vegetación autóctona de nuestros paisajes agrícolas. Entre los beneficios de estos elementos destacan:
- Atracción de polinizadores y enemigos naturales de las plagas de los cultivos.
- Reducción de la erosión y aumento de la infiltración del agua en el suelo.
- Almacenamiento de carbono y de materia orgánica en el suelo.
- Protección de los cultivos frente a la acción del viento.
- Provisión y conexión de hábitats.
- Aumento de la producción agrícola y del rendimiento de las cosechas.
En la actualidad España está inmersa en la segunda fase del proceso de programación del Plan Estratégico para la Política Agraria Común (PAC) post 2020, que incluye dentro de sus medidas los ecoesquemas, cuyos borradores se encuentran disponibles en la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Los ecoesquemas son sistemas o prácticas agrarias ambiciosas en materia medioambiental y climática que tienen como objetivo mejorar el comportamiento ambiental dentro de las explotaciones de los beneficiarios de las ayudas de la PAC. Se encuentran financiados a través del Pilar I, tienen un carácter voluntario para los propietarios y deben ir un paso más allá de los requisitos establecidos dentro de la condicionalidad reforzada. Constituyen un elemento novedoso dentro de la arquitectura verde de la actual reforma de la PAC por su capacidad para reconocer el trabajo de los agricultores/as y ganaderos/asque cuidan la sostenibilidad de sus explotaciones y generan, mediante su actividad agraria, bienes públicos para el conjunto de la sociedad.
La existencia de un ecoesquema sobre restauración de márgenes multifuncionales (MMF) e islas de biodiversidad (Islas de BD) en espacios agrícolas es de vital importancia por dos motivos. En primer lugar, tal y como refleja el Tribunal de Cuentas Europeo en su Informe Especial 13/2020. Biodiversidad agrícola, por la incapacidad que ha demostrado la PAC en el periodo 2013-2020para frenar la pérdida de biodiversidad; y en segundo lugar, por la necesidad de alcanzarlos objetivos que persiguen políticas nacionales y europeas como la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030,la Estrategia De la Granja a la Mesa o la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas.
Por este motivo, desde la Coalición Por Otra PAC vemos con buenos ojos la decisión del MAPA de incluir el ecoesquema 9: Prácticas para la mejora de la biodiversidad que incluye de forma específica estos elementos. No obstante, para que este ecoesquema sea funcional y capaz de proporcionar los beneficios esperados, requiere de un buen diseño y ejecución basado en evidencias científicas y técnicas. La forma en la que quede redactado finalmente, y los requisitos y especificaciones sobre los márgenes e islas de biodiversidad incluidos en el mismo, serán cruciales para garantizar su efectividad y para alcanzar los objetivos medioambientales y climáticos de la actual reforma de la PAC.
ECOESQUEMA 9: LUCES Y SOMBRAS SOBRE LOS MÁRGENES E ISLAS DE VEGETACIÓN
Respecto a antiguas versiones, el último borrador de este ecoesquema incorpora los cultivos permanentes, además de las tierras arables, como modelo productivo en el que implementar estos márgenes e islas de vegetación. Se trata de un avance positivo en su contenido ya que, si no se incluyeran, se estarían olvidando del 31,4% de las tierras de cultivo de España.
Sin embargo, es absolutamente prioritario que el ecoesquema refleje el carácter autóctono que deben tener las semillas y plantones que componen estos márgenes o islas de vegetación. La utilización de términos imprecisos como «especies apropiadas» puede abrir la puerta a especies invasoras. Por tanto, la definición de los términos «márgenes multifuncionales» e «islas de biodiversidad» en el ecoesquema debe incluir la palabra «autóctono» de forma explícita. Además, entre los criterios para la selección de especies debe incluirse su área de distribución, primando la utilización de material vegetal autóctono procedente de viveros locales y, en el caso de las especies forestales reguladas, atender a los criterios establecidos legalmente sobre sus regiones de procedencia.
En esta nueva versión del ecoesquema, los requisitos dimensionales de los márgenes o islas de vegetación mejoran, al fijar una anchura mínima de 2 m para los MMF y una superficie mínima del 100m2 para las islas de BD. Aunque en el caso de ambos elementos el reto estará en garantizar su presencia a escala de paisaje para la mejora de la conectividad de la matriz agrícola, así como su composición por un número mínimo de entre ocho y doce especies autóctonas distintas. Para ello, es necesario que los propietarios/as de las explotaciones cuenten con asesoramiento técnico que potencie el alcance real de este ecoesquema y asegure un buen diseño de estos elementos, coherente con los objetivos de conservación que persigan. Por último, las autoridades competentes deben garantizar el seguimiento y mantenimiento adecuado del compromiso medioambiental del propietario/a con las medidas ejecutadas a lo largo del tiempo.
Por último recordar que, los márgenes e islas de vegetación son un elemento clave para la biodiversidad en nuestros campos agrícolas, pero no el único. El mantenimiento de puntos de agua, franjas de leguminosas, árboles aislados, majanos o muretes de piedra seca, entre otros, es clave para garantizar agroecosistemas vivos, sostenibles, resilientes y funcionales. Estaremos vigilantes a la evolución de este ecoesquema para garantizar que sus cambios contribuyan realmente a la consecución de los objetivos ambientales de la nueva PAC.