Las explotaciones agrarias pequeñas son, en general, más productivas y contienen una mayor diversidad de cultivos y de especies silvestres que las grandes, lo que las hace más resilientes, según un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature, en el que los investigadores han analizado la amplia literatura científica existente sobre el tema.
El estudio destaca que, aunque el 84% de las fincas agrarias del mundo son menores de 2 hectáreas, tan solo constituyen el 12% de la tierra cultivada. Por eso, “incrementar la proporción de tierras ocupadas por explotaciones pequeñas posiblemente aumentará sus beneficios” sociales y ambientales, afirman los investigadores.
Para la Coalición Por Otra PAC, la actual reforma de la Política Agraria Común de la Unión Europea es una oportunidad única para avanzar hacia un modelo agroecológico, con fincas pequeñas y familiares ligadas a la tierra: un modelo mejor preparado para hacer frente a grandes desafíos como la crisis climática o la lucha contra la despoblación.
Sin embargo, la propuesta para la nueva PAC que estará en vigor entre 2023 y 2027, sigue favoreciendo a las fincas más grandes e intensivas: el grueso de las ayudas se reparte en función de la superficie (a más tierras, más ayudas), arrinconando y sin dar un apoyo adecuado a las explotaciones más pequeñas y aquellas con mayor valor ambiental y social, como las situadas en la Red Natura 2000. De hecho, el 80% de los pagos directos de la PAC se quedan en manos del 20% de los beneficiarios.
Los beneficios de lo pequeño
En el artículo de Nature, los investigadores analizaron la evidencia científica desarrollada durante los últimos 50 años sobre la relación entre el tamaño de las granjas y factores como la producción de cultivos, el impacto ambiental y la capacidad económica. Entre los beneficios de las fincas más pequeñas, los investigadores hallaron una mayor productividad o una mayor diversidad de los cultivos plantados dentro de las fincas —por motivos como las ventajas para la nutrición, la diversificación comercial y la mitigación del riesgo de sequías—.
Además, según el estudio, las explotaciones pequeñas favorecen la biodiversidad por tres vías principales: prácticas más ecológicas, como un menor uso de plaguicidas; mayor presencia de márgenes con elementos naturales como setos o muros de piedra seca, donde se refugia fauna beneficiosa como los polinizadores y los depredadores naturales de las plagas; y también por la mayor diversidad general del paisaje.
“Mientras las grandes empresas agroalimentarias engordan sus cuentas de resultados, cada día siguen cerrando estas pequeñas explotaciones agrarias, la biodiversidad de los campos continúa en caída libre y nuestros pueblos no dejan de vaciarse”, ha comentado el portavoz de la Coalición Por Otra PAC, Fernando Viñegla.
“Sobran evidencias científicas para dar un giro completo al actual modelo agroalimentario. Con el Plan Estratégico de la PAC, el Gobierno y las Comunidades Autónomas tienen la oportunidad de apoyar las producciones familiares y de escala humana, más beneficiosas para la sociedad y la naturaleza”, ha concluido.
Según las últimas informaciones difundidas por el Ministerio de Agricultura, en la segunda quincena de mayo se producirá una última reunión clave con todas las Consejerías autonómicas del ramo para dejar cerrado en junio el borrador del Plan Estratégico Nacional de la PAC para España
Para más información: Enlace al estudio