La Comisión Europea aprobó ayer el reglamento que permite a las personas solicitantes de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) no cumplir con el requisito ambiental de dejar una parte de sus tierras sin cultivar. La norma entra en vigor hoy 14 de febrero y se aplicará retroactivamente desde el 1 de enero y hasta el 31 de diciembre de 2024. La Comisión renueva así la excepción de 2023 en respuesta a las demandas de mayor flexibilización exigidas por varios Estados miembros. “Esto no solo supone un paso atrás en un callejón sin salida hacia la insostenibilidad del sector agrario, sino que carga a la PAC y a sus aspectos ambientales con gran parte del peso de la culpa de un problema que es mucho más complejo” se lamentan fuentes de la Coalición Por Otra PAC.
El reglamento deroga la BCAM 8, uno de los nueve instrumentos de condicionalidad reforzada conocidos como Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales. De este modo, para acceder a las ayudas de la PAC, los perceptores ya no deben dejar en barbecho el 4% de sus tierras cultivables. “La existencia de estos mal llamados “elementos improductivos”, como el barbecho, repercuten positivamente en el rendimiento agronómico de las fincas a corto, medio y largo plazo. Descansar la tierra para que continúe siendo productiva permite que no necesite más insumos -como fertilizantes- para compensar su agotamiento”, explica Fernando Garcés, secretario general de Grefa, entidad perteneciente a la Coalición Por Otra PAC.
Grefa realiza en la actualidad proyectos de campo para el control biológico de plagas y el fomento de biodiversidad en medios agrarios en colaboración con agricultores. Los resultados son contundentes y evidentes: “los barbechos, y otros elementos del paisaje como setos y linderos, suponen islas de biodiversidad fundamentales para los depredadores naturales de las plagas que padecen los cultivos; sin ellos es necesario utilizar más plaguicidas”, señala Garcés. Estas zonas sin segar y sin agroquímicos durante todo un año sirven también de refugio a polinizadores y a otras especies de interés económico como es la fauna cinegética, los caracoles, las setas o alimento para la ganadería extensiva, entre otros.
El barbecho no es un invento de la PAC, ya que es una técnica ancestral que ha sido utilizada por agricultores durante siglos para mantener la salud y la productividad del suelo. “Además, es la acción más eficaz para preservar especies esteparias como las avutardas, sisones…, que tienen un fuerte arraigo con el acervo popular de cada territorio”, puntualiza Garcés.
Como recuerda el secretario general de Grefa, “el “barbecho semillado” es una práctica agroambiental extendida que complementa la renta del agricultor, al mismo tiempo que contribuye de manera muy eficaz a la mejora de la calidad del suelo -incorporando nutrientes de manera natural- y favorece la biodiversidad, como hemos comprobado en diferentes estudios y trabajos realizados”.
“Consideramos que la retirada de la obligación de mantener una superficie de barbecho aumentando la intensificación y la simplificación del paisaje agrario no contribuirá a mejorar sustancialmente la renta de los agricultores y sí a una merma considerable de la capacidad de regenerar las tierras de cultivo de manera natural al tiempo que limita otros recursos para el medio rural como la actividad cinegética y el turismo”, concluye Garcés.
La aplicación del reglamento está ahora en el tejado de los Estados miembros. Si quieren acogerse a él, deberán notificarlo a la Comisión Europea en un plazo de quince días a partir de la entrada en vigor del reglamento. Se garantiza así que los agricultores actúen en consecuencia del cambio normativo lo antes posible. La Coalición Por Otra PAC confía en que el ministro Agricultura, Pesca y Alimentación, Luís Planas, rechace esta posibilidad y haga un esfuerzo por transmitir las bondades de este tipo de prácticas, propias de la agricultura mediterránea. La transición justa hacia un modelo agroecológico no puede retrasarse más.
Foto: @GREFA