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Bruselas pondrá fin a políticas clave para la adaptación de la agricultura a la sequía y otras amenazas

El pasado lunes 11 de marzo, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) alertó que de manera “inmediata” se deben “apoyar las prácticas agrarias sostenibles para promover la seguridad alimentaria, mejorar la calidad de los suelos y retener el agua”. Sin embargo, una filtración a la que ha tenido acceso la Coalición Por Otra PAC destapa que la Comisión Europea va a publicar en las próximas horas una propuesta formal para rebajar permanentemente casi la mitad de los condicionantes ambientales de la Política Agraria Común (PAC). Si el texto es ratificado en el próximo mes por el Europarlamento y el Consejo Europeo -que ya han insinuado que le darán su apoyo-, supondrá el fin de medidas clave para fomentar la adaptación del sector agrario a los retos climáticos que la ciencia augura. 

El ejecutivo europeo propone que algunas prácticas como las Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales (BCAM) ya no sean obligatorias para acceder a las ayudas públicas de la PAC. “Este cambio podría tener un impacto muy negativo no sólo sobre la biodiversidad y el suelo, sino también sobre la propia productividad de las fincas y, por tanto, sobre la rentabilidad de las explotaciones”, señalan fuentes de Por Otra PAC.

En concreto, se flexibilizarían las obligaciones de cumplir con una cobertura mínima de suelo en los períodos más sensibles. Un terreno desnudo no solo tiene riesgo de perder su capa fértil ante lluvias torrenciales, sino que almacena menos agua. Una medida que va justo en el sentido opuesto a las acciones urgentes que demanda la AEMA, que recuerda que el sur de Europa está muy expuesto a la sequía.

El texto también plantea unos requisitos más laxos en cuanto a la obligación de rotación de cultivos para los beneficiarios de las ayudas agrarias, una práctica esencial para preservar la fertilidad de los suelos y, por tanto, la productividad de los cultivos. Además, los Estados miembros podrían aplicar derogaciones que suponen eliminar prácticas como dejar una cobertura mínima en el suelo en los periodos más sensibles, así como rebajar medidas relacionadas con la rotación de cultivos y la gestión de la labranza

La Comisión propone suprimir definitivamente la obligación de tener un porcentaje mínimo de superficie agrícola dedicada a superficies no productivas (conocido como barbechos). Esta medida se transformaría en un ecorregímen voluntario. Como resumen fuentes de Por Otra PAC, esto supone “perder la oportunidad de garantizar que esos 22 millones de hectáreas cuentan con espacios que son beneficiosos para la biodiversidad, como setos, manchas boscosas o de matorral, zonas húmedas, etc”.

El equipo de la Presidenta von der Leyen afirma que no ha realizado un estudio de impacto sobre estas medidas propuestas debido a que es “urgente actuar”. Una irresponsabilidad o negligencia tras el informe de la AEMA, basado en la evidencia científica. “La rotación de cultivos, los barbechos y las cubiertas vegetales son prácticas esenciales para que las personas agricultoras (o agricultores) se adapten al cambio climático y para asegurarles ingresos a medio y largo plazo. No nos olvidemos que la erosión de los suelos provocará en 2050 una pérdida del 10% de la producción agrícola”, recuerdan portavoces de la Coalición.

En opinión de Por Otra PAC, “la Comisión tiene el deber y la responsabilidad de seguir un camino más ambicioso para proteger un sector tan estratégico como el agrario y un aspecto tan vital como la seguridad alimentaria”. En lugar de transformar obligaciones en prácticas voluntarias, hay medidas más eficaces para aliviar la crisis que está padeciendo el campo. “El ejecutivo europeo tiene que invertir y recompensar las buenas prácticas en lugar de demonizar las medidas que aseguran una sostenibilidad agraria y ofrecer café para todos, que a parte de ser populista se ha demostrado poco eficaz e injusto ¡Quién aplique prácticas sostenibles tiene que cobrar por ello, y mejor!”, señalan desde Por Otra PAC.

Las políticas públicas deben además garantizar la formación y el acompañamiento a las personas productoras en su transición hacia modelos agroecológicos. “Hasta ahora, las administraciones han sido irresponsables al dejar demasiado frecuentemente el asesoramiento en manos de las empresas de agroquímicos”, recuerda la técnica.

Desde la Coalición Por Otra PAC pedimos que la Comisión Europea retire su propuesta y solicitamos al gobierno español que se oponga a este proyecto del ejecutivo comunitario. “Nuestros dirigentes no pueden obviar que más de dos terceras partes del territorio español está potencialmente afectado por la desertificación. Tampoco que las medidas de condicionalidad dentro de la PAC (las BCAM), aunque poco ambiciosas, son las herramientas que permiten frenar el proceso de degradación de las tierras y la desertificación. El gobierno no puede apoyar medidas que acelerarán este proceso en la península”. 

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