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La sostenibilidad agroalimentaria en riesgo… y no es solo por Ucrania

El difícil transitar hacia un sistema agroalimentario sostenible en la Unión Europea -como camino eficaz para conseguir la seguridad alimentaria- vuelve a encontrar otro escollo. En marzo, el Gobierno aprobó el Plan Nacional de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra en Ucrania, cuyas medidas de urgencia establecidas por una norma con rango de ley permiten cultivar en los barbechos, que funcionan como refugio de la naturaleza silvestre. Entonces, la idea era producir los cereales que no llegan de fuera, pero solo mientras dure la invasión, sólo durante 2022. Hasta ahora.

El pasado 18 de mayo, el Comité de Agricultura del Parlamento Europeo sugirió a la Comisión que la flexibilización ambiental temporal se quede de manera permanente durante el próximo periodo de la Política Agraria Común (PAC), que entra en vigor en enero de 2023, hasta el 2027. La Coalición Por Otra PAC considera que esto es un error: la solución no pasa por seguir manteniendo un modelo de producción y consumo obsoleto e imposible de sostener, sino por ir encaminándolo hacia otro verde y justo, con las personas y su entorno. 

La PAC debe alentar y orquestar un cambio de paradigma en el sector agrario para hacerlo más resiliente y menos dependiente de insumos. Debe premiar con decisión y suficientemente a los productores que transiten hacia explotaciones agroecológicas y eliminar los subsidios perversos. Por ello, resulta clave asegurarse de que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) incluye estos aspectos ahora que está ultimando su propuesta de Plan Estratégico (PEPAC). La Coalición Por Otra PAC reclama que se convoque con la mayor brevedad posible una reunión del Partenariado a través de la Red Rural Nacional, para que informe a la sociedad civil y recoja sus demandas. 

PAC y biodiversidad

En la actual PAC, vigente hasta final de año, las explotaciones de más de 15 hectáreas deben reservar al menos el 5% de su superficie a zonas beneficiosas para la biodiversidad, y en España son mayoritariamentecomo barbechos, entre otras. En la nueva PAC, este requisito, aunque se reduce al 4%, deben cumplirlo todos los demandantes de las ayudas.

No sólo la biodiversidad tiene que ser protegida per se sino que de ella depende la productividad de los hábitats agrarios. Parecería un aliciente suficiente para su conservación, si el objetivo es conseguir sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles económica, social y ambientalmente. Pero las medidas urgentes aprobadas, en principio temporalmente, consiguen lo opuesto. Cultivar casi cualquier cosa y utilizando plaguicidas sobre las tierras en descanso -que no se siembran para que se regeneren y para que alberguen diversidad-, podrán aportar grano, pero solo a corto plazo. A la larga, agotarán el terreno y acabarán con los servicios ecosistémicos clave para la vida y el bienestar humano. 

Esperamos que los dirigentes, nacionales y europeos, salgan del cortoplacismo y tengan en cuenta que la seguridad alimentaria que pretenden alcanzar solo se consigue apostando por modelos sostenibles y agroecológicos. También, pedimos al MAPA que haga un ejercicio de transparencia real y que convoque la reunión del Partenariado, en estos últimos meses de definición del PEPAC. El concurso de la sociedad civil es clave para consensuar y avanzar hacia una PAC realmente ambiciosa en los ámbitos económico, social y ambiental. En este aspecto, la Coalición Por Otra PAC brinda su experiencia y conocimiento en medio ambiente, agricultura, alimentación y consumo para conseguir un PEPAC a la altura de los retos que se plantean.

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