Nos encontramos en pleno proceso de reforma de la Política Agraria Común (PAC). Si bien puede parecer un tema de escasa importancia para la ciudadanía, no lo es. Esta política condiciona las decisiones que los agricultores y ganaderos toman cada día en sus fincas y, con ello, la gestión de gran parte del territorio de la Unión Europea. La PAC también determina el tipo de alimentos que encontramos cada día en nuestro plato. De su diseño apropiado depende, además, el mantener la viabilidad de las explotaciones de mayor valor social y natural y, con ello, la vida en nuestros pueblos.
A pesar de su ingente presupuesto, más de 5.000 millones de euros/año en el caso de España, la falta de relevo generacional en el campo, la media de ingresos del sector agrario inferior al del conjunto de la población española, o el deficiente estado de nuestros suelos, ríos, acuíferos y de las especies vinculadas a la agricultura, son señales inequívocas de que la PAC sigue sin hacer frente a los objetivos económicos, sociales y ambientales para los que está prevista.
No podemos seguir permitiendo que más de un tercio del presupuesto total europeo se siga distribuyendo de manera injusta. En la actualidad, un 20% de los beneficiarios de la PAC siguen acaparando un 80% de las ayudas, siendo las explotaciones de mayor tamaño o las que más recursos consumen (agua, agroquímicos, etc.) las más favorecidas en el reparto de estos fondos públicos. Mientras tanto, los agricultores en Natura 2000 –la red europea de áreas de conservación de la biodiversidad-, los que gestionan sistemas agrarios de alto valor natural -como los pastores trashumantes- o los que apuestan por la producción ecológica, quedan prácticamente al margen de estas ayudas. En muchos casos no alcanzan una renta suficiente para continuar con su actividad y se ven forzados a intensificar o a abandonar su producción, con impactos sociales y ambientales notables en ambos casos.
Con la actual PAC tampoco estamos logrando que los jóvenes, y especialmente las mujeres, se incorporen a la agricultura. Sólo un 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años. Y en gran parte es debido a la forma en que se han diseñado los pagos, especialmente en nuestro país. El hecho de que se concedan en función de la superficie de las fincas, primando precisamente a las más productivas, complica el acceso a la tierra, aspecto clave para que exista una nueva generación de agricultores que siga produciendo alimentos.
En definitiva, el modelo actual no funciona, pero ahora tenemos la oportunidad de cambiarlo.
La PAC que nos merecemos
Necesitamos una nueva PAC, que contribuya a la necesaria transición hacia sistemas alimentarios sostenibles, recuperando el protagonismo de productores y consumidores, dentro de la cadena agroalimentaria y promoviendo modelos de producción y consumo de alimentos sanos, en ecosistemas sanos, para gente sana. Para lograrlo es necesario que las administraciones impliquen de manera real a todos los interesados en el diseño de la futura PAC. Sin embargo, los déficits en la participación pública en España en el diseño de las políticas, en este caso en materia de agricultura, junto a la capacidad limitada y los escasos recursos con los que cuenta la sociedad civil para trabajar en estos temas, hace necesario e imprescindible sumar esfuerzos de todas aquellas organizaciones que trabajamos por una PAC justa, saludable, responsable y sostenible. Para la reforma que nos merecemos, necesitamos una gran alianza.
La coalición #PorOtraPAC
En la coalición #PorOtraPAC, asociaciones de productores ecológicos, ganaderos extensivos, organizaciones de cooperación al desarrollo, ambientales, de consumidores y empresas, entre otras, trabajamos conjuntamente para cambiar la situación actual. Echamos a andar, como LivingLand, en 2017, logrando una movilización pública sin precedentes ante la consulta de la Comisión Europea sobre el futuro de la PAC más allá de 2020. Nos inspiran otras plataformas similares, como las que existen en Francia, Italia o Alemania, y con las que nos coordinamos por una nueva PAC que sea:
- Justa, con los agricultores, ganaderos y otros habitantes del medio rural. Proporcionando una renta digna a los productores que apuestan por la sostenibilidad, creando empleo en nuestros pueblos.
- Saludable, de forma que asegure la calidad de los alimentos y el bienestar de las personas, especialmente de los trabajadores del campo.
- Ambientalmente sostenible, que apoye las buenas prácticas agrarias que permiten producir alimentos respetando el suelo, el agua, el clima y la biodiversidad, así como el bienestar de los animales. Sólo preservando los recursos naturales podremos asegurar el suministro de alimentos a medio y largo plazo y, con ello, el futuro de la agricultura y la alimentación.
- Responsable, que contemple los límites naturales y el desarrollo sostenible en nuestro planeta, es decir, dentro y fuera de las fronteras de la Unión Europea.
España tiene mucho que ganar si promueve este cambio de modelo. No podemos seguir basando nuestra competitividad en maximizar la producción de alimentos, teniendo en cuenta nuestro clima y suelo y el estado de los ecosistemas. Por el contrario, debemos apostar por un modelo agroalimentario basado en productos de calidad, respetuosos con el medio ambiente, y que ponga en valor nuestra dieta mediterránea –baluarte de salud e insuficientemente apoyada por la PAC. Tenemos mucho que perder, en cambio, si se sigue defendiendo el statu quo. El despoblamiento rural y la degradación de los agroecosistemas son la cara visible de un sistema que no funciona y en el que la PAC es una pieza clave.
La coalición #PorOtraPAC permitirá mejorar la capacidad de las organizaciones de la sociedad civil interesadas en esta transición agroecológica, contribuirá a la participación y a la promoción de debates plurales entre los interesados y las administraciones y el aumento de la concienciación del público en general sobre asuntos relacionados con la agricultura y la alimentación.
En la coalición #PorOtraPac y en la web www.living-land.es encontrarás todas nuestras razones para cambiar la PAC y las propuestas para hacerlo, así como un espacio de debate plural en el que todo el mundo es bienvenido. Si te preocupa tu alimentación, paisajes como las dehesas, el destino de tu pueblo o el de tus impuestos, la Política Agraria Común te importa. Y ahora tienes la oportunidad de cambiarla. Juntos es posible.