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Los nuevos pagos verdes de la PAC serán, otra vez, café para todos

El miércoles, tras peticiones constantes de transparencia, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) publicó su propuesta actualizada de ecoesquemas. Está basada en la que ya manejaba en febrero de este año y se da a conocer tras dos reuniones técnicas celebradas con las Comunidades Autónomas en julio. Las negociaciones se retomarán después de la parada estival de agosto. Y, como ha manifestado el ministro Luis Planas, el objetivo es tener un diseño de ecoesquemas cerrado para ser aprobado en la Conferencia Sectorial que se celebrará en octubre. 

Los ecoesquemas son los pagos verdes que condicionan la recepción de hasta el 25% de las ayudas directas de la nueva Política Agraria Común (PAC) a la ejecución de buenas prácticas ambientales y climáticas en una finca. En total, contarán con un presupuesto de 1.100 millones de euros anuales. Dado su impacto en la cantidad de fondos que percibirán agricultores y ganaderas, y su papel para apoyar la transición agroecológica, hay mucha expectación por saber los detalles de su aplicación. 

A grandes rasgos, se proponen siete ecoesquemas principales, basados en prácticas agrarias “beneficiosas para el clima y el medioambiente”, reza el texto del MAPA. Éstas son el pastoreo extensivo; el manejo de pastos mediante siega sostenible; la rotación de cultivos con especies mejorantes; la agricultura de conservación-siembra directa; las áreas no productivas en tierra de cultivo; las cubiertas vegetales vivas; y las cubiertas vegetales inertes. Los productores se podrán acoger a ellos voluntariamente y tendrán que decidir cuál de todos, solo uno, pondrán en marcha en su explotación. Además, se presentan dos ecoesquemas complementarios relacionados con la agricultura de precisión, como son la gestión sostenible de insumos; y pastoreo racional (rotación de especies y parcelas). 

“Agradecemos que por fin se hayan publicado más detalles de los ecoesquemas y que incorporen algunas de nuestras demandas, como la supresión del uso de restos de poda para biomasa o el traslado de la gestión sostenible de fitosanitarios a la condicionalidad; aunque lamentamos otros pasos atrás, como la desaparición del apoyo a la Red Natura 2000, entre otros”, explica el responsable técnico de la Coalición Por Otra PAC, Fernando Viñegla. 

“También, consideramos un grave error que no se pueda percibir más de un ecoesquema por explotación. Esto condiciona su poder incentivador para que el productor incorpore cada vez más buenas prácticas y supone limitar de facto el apoyo que debería ya recibir la agricultura y ganadería de alto valor natural. Consideramos que esta falta de ambición del Gobierno responde a la intención de perpetuar el statu quo, pues facilita que agricultores y ganaderas se puedan adherir siempre a algún ecoesquema aunque sea poco ambicioso y perciban prácticamente la totalidad de las ayudas actuales sin que se esté minimizando realmente el impacto sobre el medio ambiente y el clima”, prosigue Viñegla.

Al margen de cómo vaya evolucionando la redacción de los pagos verdes, se desconoce todavía cómo se programarán otras intervenciones clave para conseguir una PAC verde y justa. En opinión de Celsa Peiteado, responsable del Programa de Alimentos de WWF España -una de las entidades pertenecientes a Por Otra PAC-, «ya conocemos el contenido de los ecoesquemas, pero nada cambiará si no se produce un rediseño en profundidad del pago básico y de otras ayudas directas en beneficio de la agricultura y ganadería de alto valor natural. También, es vital una programación adecuada de las medidas de desarrollo rural para potenciar  el efecto positivo de los ecoesquemas sobre el medio ambiente».

Desde SEO/BirdLife, otra de las organizaciones de la Coalición, la responsable del Programa de Agricultura, Tamara Rodríguez, destaca “en positivo que el ecoesquema de áreas no productivas en tierras de cultivo añada un 7% de superficie no productiva al mínimo del 3% exigido en la condicionalidad, persiguiendo el 10% de superficie reservada para la naturaleza que recomiendan las Estrategias de la Granja a la Mesa y de Biodiversidad 2030 del Pacto Verde Europeo. Sin embargo, lamenta que este ecoesquema excluya las superficies de pastos permanentes y cultivos leñosos que, juntos suponen el 50% de la superficie agrícola utilizada en España”.

Además, Rodríguez recalca que “este ecoesquema se ha debilitado frente a la propuesta de febrero al perder el enfoque incentivador de la ayuda, al ser menos restrictiva con el uso de productos fitosanitarios en estas zonas de refugio y alimento para la biodiversidad; también, porque no prima los elementos y áreas no productivas plurianuales como los setos, charcas y muretes de piedra seca, que son claves para obtener beneficios para el clima y el medio ambiente, y para garantizar la utilidad del dinero invertido en ellos previamente”.

Respecto al ecoesquema de pastoreo extensivo, la propuesta provisional “deja una sensación agridulce”, comenta Pedro Mª Herrera, director de la Fundación Entretantos, integrante de Por Otra PAC. Considera que “finalmente se reconoce y apuesta por potenciar el papel clave de este tipo de ganadería en la sostenibilidad de la agricultura y en la lucha contra el cambio climático. No obstante, debería venir acompañado, por un ajuste del coeficiente de admisibilidad de pastos en el pago básico que reconociera el papel fundamental de los árboles y arbustos”. Además, cree que “más allá de exigir unas cargas ganaderas máximas y mínimas, es conveniente partir de un plan de pastoreo que incluya periodos adecuados de reposo y regeneración de los pastos. Y, por supuesto, incluir el pastoreo en rastrojos, vital en los sistemas ovino-cereal tan característicos de nuestro país”.

El experto considera que el caso del ecoesquema complementario de pastoreo rotacional es similar. Por un lado, “pone en valor la movilidad de los animales, la regeneración de los pastos y el ajuste a los ritmos productivos de la naturaleza. Por otro, la obligatoriedad de implantar medidas de digitalización, entre ellas dotar a un mínimo del 30% de los animales con collares digitales, puede generar una carga financiera excesiva. Se perjudican, así, otras inversiones más necesarias y puede ser un factor disuasorio de ciertas ganaderías”, señala. 

Tema aparte son los ecoesquemas de cubiertas vegetales vivas e inertes. Vanessa Sánchez, coordinadora de proyectos de la Fundación Global Nature perteneciente a la Coalición, celebra que “sean elegibles todos los cultivos permanentes, independientemente de la pendiente, pues los beneficios de la cubierta vegetal van más allá del control de la erosión y es acertado tratarlo como una cultura de gestión del suelo en cualquier situación”. Así mismo considera un acierto que se apueste por la vuelta de la materia orgánica al terreno frente a una revalorización energética. Aunque añade que “sería valioso, además, tratar de incluir cubiertas invernales en cultivos herbáceos”.

Otra reacción es la de Alberto Navarro,  responsable de Políticas de Conservación y Agraria del Foro de Redes y Entidades de Custodia del Territorio, integrados en Por Otra PAC. En su opinión, “desde el punto de vista de la protección ambiental y la conservación de la naturaleza, no es asumible que se permita el uso de agroquímicos en superficies elegibles para ecoesquemas. Como así se planteó en su momento para el caso de las actuales superficies de interés ecológico. El uso racional de agroquímicos y ajustado a las necesidades agronómicas de los cultivos es muy importante, pero no debería ser en ningún caso una práctica beneficiada bajo ecoesquemas. Lo más razonable sería que fuese la línea de base en el marco de la condicionalidad”. Si finalmente queda planteado así “nos encontramos en la misma situación que la anterior reforma, repitiendo los errores del pasado”, concluye. 

Desde la Coalición Por Otra PAC consideramos urgente que tanto el Ministerio como las Consejerías de Agricultura tomen en consideración las sugerencias que se les envió por carta el pasado 13 de julio al respecto. Actualmente, esas exigencias son apoyadas por casi un centenar de entidades que reclaman una mayor ambición social y ambiental para el Plan Estratégico de la PAC (PEPAC). Además, se sigue solicitando transparencia y participación pública y de calidad organizada, para todas las intervenciones que, finalmente, conformarán el Plan.

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